Meditación y el correr
Me gusta correr. Es la única forma en que logro encontrar ese estado que se alcanza con la meditación. Sentarme a meditar me cuesta demasiado. Me empieza a picar todo, me duele la espalda, debo cambiar de posición y entre movimiento y movimiento no logro tranquilizar mi mente. Por el contrario, mientras corro largas distancias sin darme cuenta llego a ese anhelado estado.
No es que deje de pensar sino que logro dejar los pensamientos y sentimientos ser. Logro aceptarlos y dejarlos seguir. No hay necesidad ni energía para juzgar. Simplemente inhalo, exhalo y existo. Eso, inhalo, exhalo y existo. Eso es para mi la meditación y el correr. Es gracias a estos momentos que logro continuar el día a día. Saber que puedo alcanzar este estado me permite enfrentar la vida con mayor tranquilidad.

Como les conté en un post anterior, correr me ayudó a salir de una gran crisis. Sin duda el correr ha generado en mi algo que va mas allá de bienestar físico. Es bienestar mental y estoy descubriendo que también lo es espiritual. Tal vez es lo que llaman el “runners high” y les pasa a todos aquellos que corren o practican actividades físicas intensas. Personalmente les puedo asegurar que es fascinante.
Que sigue después del “runners high”?
Para mi, después del “runners high” sigue la felicidad. Una sensación de plenitud, de sentirse bien con uno mismo. Cuando esto sucede todos los días o casi todos los días es mas fácil vivir en armonía. Se hace más sencillo enfrentar al mundo. Se hace más agradable la vida. Quizás busco correr largas distancias para poder encontrar paz y tranquilidad. No lo sé, pero por el momento espero poder seguir este camino de la meditación y el correr.
Estoy segura que el próximo sábado cuando este corriendo mis primeras 50 millas tendré tiempo de disertar al respecto. Mientras tanto no me queda otra que inhalar, exhalar y existir.